Empieza una nueva semana después de los tres días de descanso. Los mosquitos siguen sin dejarme en paz, ya van treinta picaduras en cada una de mis piernas, supongo que tendré que ir buscando un tratamiento, porque es verdaderamente incomodo. Este fin de semana he conocido a los hijos de mi madre americana, y la verdad me han caído de lujo. Cada uno de ellos vive en un estado diferente de EE.UU por lo que no voy a tener muchas oportunidades de pasar tiempo con ellos. Solo una hija vive a quince minutos de casa, tiene dos hijos que son unos terremotos y que no paran de pedir atención supongo que es lo típico de los niños de tres y cuatro años. Volviendo a lo que estaba contando los hijos se han juntado aquí en Vero para celebrar el sesenta cumpleaños de Jill. El viernes le prepararon una fiesta sorpresa, allí conocí a bastantes vecinos, todos mayores pero muy interesados por como es la vida en España y por como son mis costumbres y tradiciones. El sábado tuvimos que despertarnos muy pronto (a las ocho ya estábamos de camino). Fuimos en busca de cocodrilos montados en un barco, fue una experiencia increíble, el barco era muy grande y se movía rapidísimo. Vimos muchísimos pájaros y todo tipos de arboles.
Al terminar fuimos a Quail Valley el club marítimo el cual mi madre es socia, es una pasada, esta al lado de un rio y en el hay todo tipo de lujos, piscina que puedes regular su temperatura, un gimnasio con todo tipo de maquinas (mejor que el Ozone), vestuarios duchas y saunas, socorristas guapísimos y comida espectacular. Nunca quiero irme de allí, pero a las tres teníamos cita para hacernos las uñas (tradición muy típica en mi familia). Al morderme las uñas de la mano y tener la manía de no poder tocarme los pies no me pude hacer nada, pero las acompañe y no quite ojo de como era el tratamiento. Al terminar nos fuimos a casa, nos vestimos y maquillamos y fuimos a uno de los mejores restaurantes de los alrededores de Vero, con vistas al océano Atlantico, y con una comida espectacular. Ensalada Cesar de primero y pollo con salsa de cebolla caramelizada, puré de patatas y crema de brocoi de segundo, no hubo espacio para el postre. A las diez de la noche (a esa hora aun no he cenado en Espana) ya estamos en un club marítimo de Sebastian bailando las canciones que tocaban un grupo en vivo de allí. Nos lo pasamos genial con todos los hijos y Jill como principal protagonista, muchos selfies y bailoteos.
El Domingo por la mañana tocaba un poco de descanso después de el no parar del día anterior. Limpieza y informarme un poco de lo que pasa por mis tierras españolas. A las cinco nos fuimos al club marítimo a celebrar Labor Day con un día de adelanto. Cuando llegamos, nos encontramos con que habían cinco casetas que representaban distintos estados de EE.UU y en cada una de ellas podías encontrar su marisco típico. La comida no fue la mejor, pero la decoración y el paisaje eran de otro mundo.A Chiara y a mi nos falto tiempo para acabar de cenar y ir corriendo al pequeño puerto de al lado para ver el precioso atardecer, a ella le apasiona la fotografía y poco a poco se me esta pegando esa afición.
Al acabar nos subimos al coche y por fin llegamos a casa. Chiara y yo vimos una pelicula o lo intentamos porque acabamos durmiendonos las dos, esto de ser estudiante de intercambio hace que estés mas cansada de lo normal....Hoy nos hemos ido con Taylor a la que yo llamo hermana-postiza porque es como si verdaderamente lo fuera, nos cuida muchísimo y tengo la sensación de conocerla desde siempre. Nos hemos ido a tomar unos batidos y a bañarnos en su calentísima piscina. Nos hemos tenido que salir pronto, porque se estaba hasta mas fresco fuera que ahí dentro. Por la tarde la hemos ayudado a elegir todas las canciones para la fiesta que vamos a tener en su casa en dos semanas HOMECOMMING. Que ganas! Poco mas, ahora toca dar el ultimo repaso a psicología y filosofía y a dormir que se avecina nueva semana aunque un poco mas corta!
Un besito desde Vero
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